Temporada 7

Después de declararse a sí mismo Dios, Castiel sale para juzgar y sancionar a todos los malhechores el mundo, atrayendo la atención. Sin embargo, pronto descubre que, entre las almas que absorbió del Purgatorio, se encontraban poderosos y oscuros entes. Arrepentido por sus acciones, le permite a Sam y Dean ayudarlo a regresar las almas al Purgatorio, pero no consiguen hacer regresar a los Leviatanes, quienes controlan a Castiel, asesinándolo posteriormente. Dispersándose a través de una planta de agua, los Leviatanes toman posesión de varios humanos e irguiéndose entre ellos su líder, Dick Roman. Dick asesina a Bobby disparándole en la cabeza, lo cual produce una obsesión en Dean que no descansa hasta encontrar su centro de operaciones, en el cual trabajan para curar las enfermedades. Un Leviatán afirma solo se encuentran ahí para ayudar. No obstante, el espíritu de Bobby -que intentó infructuosamente comunicarse con los muchachos en varios oportunidades- les revela que lo están haciendo con el único propósito de convertir a la humanidad en fuente de alimento perfecta. Un reaparecido y redimido Castiel los ayuda en su misión, utilizando para ello "el hueso de un justo mortal bañado en la sangre de tres caídos". Finalmente, Dean y Castiel asesinan a Dick, pero son arrastrados junto a él al Purgatorio, mientras Sam debe hacerle frente a Crowley solo, quien planea hacerse del poder ahora que los Leviatanes restantes están desorganizados y al caos en el Cielo. Los puntos claves del argumento presentados en esta temporada podrían resumirse en Sam intentando luchar contra las alucinaciones constantes de Lucifer, el fantasma de Bobby conviviendo con el temor de convertirse en un espíritu vengativo debido a su rabia hacia Dick Roman, y Sam y Dean lidiando con la amenaza Leviatán.

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